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LA ALHAMBRA Y EL GENERALIFE

La Alhambra representa todo el esplendor y el poder de la dinastía nazarí. Su toma se produjo el 2 de enero de 1492 con la entrada de los Reyes Católicos en la ciudad tras una guerra de 10 años.

El primer sultán de la Alhambra fue Muhammad I o Al-Ahmar, el fundador de la dinastía nazarí, y el último Muhammad XII, más conocido como Boabdil.

La Alhambra y el Generalife son el monumento más visitado de España, 3 millones de visitas en 2012, y fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1984.

Ahora, con la restauración de la maravillosa Fuente de los Leones y su vuelta a los palacios nazaríes la Alhambra luce todo su esplendor.

Su belleza no reside solo en su magnifica arquitectura, suntuosa decoración o sus numerosos jardines, fuentes y patios. Su estupenda ubicación, con impresionantes vistas a Granada, al Albaycín y a Sierra Nevada la convierten en un lugar excepcional.

Cada mes el Patronato de la Alhambra elige una zona, que normalmente no se puede ver, y que se abre al público con la misma entrada al Monumento.

EL ALBAYZÍN

El Albaycín es el antiguo barrio árabe. Comprende la zona situada entre la colina de la Alhambra, el cerro de San Cristóbal; el Sacromonte y la calle Elvira.

El Albaycín constituye un mundo aparte en el conjunto granadino. Esto se debe a la fuerte influencia musulmana. Fue en este lugar donde se erigió la primera corte musulmana en el siglo XI, la zirí.

La ciudad descendía por San Nicolás hasta las márgenes del río Darro, pobladas de lujosos cármenes y dotados de espléndidos baños públicos, como muestran los del Bañuelo.

El máximo momento de esplendor del Albaycín fue en los últimos años del dominio nazarí, una población de más de cuarenta mil habitantes y treinta mezquitas. Las calles eran muy estrechas y las casas pequeñas y limpias, además de contar con numerosos aljibes, algunos de los cuales han llegado a nuestros días.

Tras la Conquista, a los musulmanes se les asignó como lugar propio de residencia el barrio del Albaycín. Pero, bien pronto la población se iba a enrarecer.

Las constantes sublevaciones, obligaron a los monarcas a expulsar del Reino a los que practicaban la religión musulmana. Las mezquitas fueron demolidas y sobre los mismos emplazamientos se levantaron las numerosas iglesias que hoy lo pueblan.

Los moriscos dejaron sus casas, lo que fue aprovechado por los cristianos ricos de la ciudad baja para edificar suntuosos cármenes.

Este es un barrio para relajarse, para recorrer todas sus callejuelas y descubrir cosas que no vienen en guía alguna.

Ninguna visita al Albaycín puede ser completa sin admirar la panorámica del barrio desde la Alhambra; por algo los reyes granadinos construyeron su palacio allá arriba.

El Albaycín es un barrio para vivir el ambiente de sus bares de tapas y terrazas. Y como punto y seguido, aquí no hay final, contemplar una puesta de sol sobre la Alhambra, en el preciso momento en que se tiñe de rojo.

EL SACROMONTE Y SU ABADÍA

El Sacromonte de Granada ofrece la variada geografía granadina: montaña, vega y ríos y una rica variedad étnica: árabes, judíos, castellanos y, por último, gitanos, con un nuevo tipo de vivienda, la cueva.

Los gitanos están instalados, desde el siglo XVIII en las laderas del Cerro de San Miguel y en la orilla del Camino del Sacromonte, el viejo camino musulmán de Guadix.

El cerro rojizo, seco, erizado de pitas y chumberas ofrece panoramas de indescriptible belleza: el conjunto de las torres de la Alhambra, las laderas blancas del caserío albaicinero y el verdor del Valle de Valparaíso por donde discurre el Darro.

Las cuevas del Sacromonte se agrupan en torno a barrancos, formando así una especie de calles. Hay cuevas de varias categorías. Las más conocidas para el visitante son las dedicadas a las Zambras: espaciosas, blancas y adornadas de cacharros de brillante cobre.

Estas cuevas del Sacromonte de Granada están situadas en las proximidades del camino y son de fácil acceso. En las zonas altas del Sacromonte están las de los gitanos de condición más humilde, que disponen de la entrada que sirve de cocina y comedor y de uno o dos dormitorios, según sus posibilidades y las del terreno.

Las cuevas del Sacromonte en Granada han sido hogar durante siglos de gitanos, bohemios y artistas flamencos. Alma poseída de profundas pasiones y oscuros misterios que se expresan en el espectáculo de sus Zambras.

El gitano como el judío es uno de los pueblos que a través de los siglos ha conservado pura su identidad racial.

Aunque los espectáculos del flamenco en el Sacromonte son excesivamente comerciales y dirigidos fundamentalmente a los grupos de turistas extranjeros, es imprescindible acercarse al menos una noche para asistir a una zambra en una cueva del Sacromonte.

LOS BAÑOS ÁRABES DEL BAÑUELO

Desde la calle apenas sí se aprecia la puerta de estos impresionantes y muy bien conservados baños árabes del siglo XI, al Banuelo también se le conocía con el nombre «Aammim Alyawza» (Baños del Nogal).

Los baños del Bañuelo se encuentran en el bajo de una casa particular, en la Carrera del Darro, a los pies de la Alhambra, y nos muestran el grado de refinamiento que tenían los árabes españoles hace mil años.

El Bañuelo de Granada es uno de los pocos lugares de este tipo que consiguieron salvarse de la destrucción de los Reyes Católicos, ya que entre los cristianos los baños árabes tenían una reputación comparable a la de los burdeles.

Esta maravilla ha sobrevivido a pesar de que sobre ella se construyera una casa particular casi desde el mismo día de la ocupación de la ciudad por los castellanos.

En 1918 El Bañuelo de Granada fuero declarado Monumento Nacional y fue acertadamente restaurado por el arquitecto Torres Balbás.

Sorprende su tamaño, son bastante amplios, y su buen estado de conservación. Se sustentan sobre preciosas arcadas de estilo árabe.

La construcción del Bañuelo parece datar del s. XI y son, sin duda, de los más viejos, importantes y completos baños públicos árabes conservados en España y de las obras más antiguas de la Granada musulmana.

El Bañuelo tiene acceso por una pequeña casa, renovada en su construcción en la época cristiana.

Su planta es rectangular y sus muros de hormigón, cubriendo los distintos aposentos bóvedas de ladrillo con tragaluces octogonales y en forma de estrella para iluminarlos.

LA CATEDRAL

La Catedral de Granada fue mandada construir por Isabel la Católica inmediatamente después de la conquista y sobre la mezquita mayor de Granada, este templo es una obra maestra del Renacimiento Español.

La Catedral de Granada muestra impresionantes fachadas y un magnifico interior con un grandioso retablo y varias capillas. En su cámara sepulcral se hallan las tumbas de los Reyes Católicos.

Carlos V, siempre respetuoso con la memoria de sus augustos abuelos, quería que los planos se realizaran tal como había sido el deseo de los Reyes Católicos.

La primera piedra de la Catedral de Granada se colocó en 1523, en el lugar donde había estado situada la antigua Mezquita Mayor.

Su arquitecto fue Enrique Egas, maestro de la vieja escuela del gótico florido. Su labor, que duró cinco años, quedó circunscrita a la cimentación.

Fue sustituído por Diego de Siloé, otro artista español formado en Italia, cuya primera determinación fue la de cambiar el estilo gótico de la Catedral de Granada por el renacentista.

Siloé consiguió su propósito de convencer al Emperador y cambiar el estilo, cosa que era posible ya que lo construído por Egas quedaba reducido a la cimentación.

Y aquí reside la gran habilidad de Siloé: levantar una catedral renacentista sobre un trazado y una cimentación gótica.

Las naves laterales se cierran en numerosas capillas de diferentes épocas y estilos, entre las que más sobresalen tenemos la de Nuestra Señora de la Antigua.

La Catedral de Granada quedó incompleta en su fachada. De las dos torres proyectadas, sólo se levantó una y su altura tuvo que ser rebajada, puesto que la cimentación para un edificio gótico no resistió la pesada mole de su torre.

EL CORRAL DEL CARBÓN

Situado en la calle Mariana Pineda, en pleno centro de Granada, el Corral del Carbón es una alhóndiga andalusí del año 1336, o antes incluso.

Es el monumento más antiguo que nos dejaron los árabes y la alhóndiga mejor conservada de la península.

El Corral del Carbón fue construido en el siglo XIV por Yusuf I, en plena época nazarí, y servía de almacén de mercancías para venderlas allí mismo, además de albergar a los mercaderes que pasaban por la ciudad. Más tarde, en el siglo XVI, los cristianos lo adaptaron para representaciones teatrales.

La construcción está formada por un pabellón de entrada y un cuerpo interior con patio rodeado de galerías y naves de aposentos.

El centro lo ocupa una pila cuadrada de piedra con caños laterales. La fachada del Corral del Carbón es monumental, presenta un gran arco de herradura apuntado.

La puerta de entrada admira a quien por ella pasa y promete tesoros y bellezas incluso mejores en su interior. Sin embargo, contrasta con la simplicidad y falta de ornamentos en su interior. Los habitaciones interiores han sido muy remodeladas para hacer oficinas y tiendas.

Hoy alberga una oficina de información turística, la oficina de la Orquesta Ciudad de Granada y la interesante librería del Legado Andalusí. Y en su patio se realizan conciertos y actuaciones, especialmente en verano.

IGLESIA SAN GIL Y SANTA ANA

La Iglesia de San Gil y Santa Ana es una pequeña iglesia de aire mudéjar que se encuentra en Plaza Nueva donde empieza la Carrera del Darro.

La Iglesia de Santa Ana en Granada se construyó en 1501 sobre la aljama (mezquita) Almanzra. Como curiosidad, añadiremos que aquí se casó Mariana Pineda, heroína del siglo XIX, ejecutada por bordar una bandera liberal.

LA CARTUJA

El Monasterio de la Cartuja de Granada fue fundado por orden de don Gonzalo Fernández de Córdoba (El Gran Capitán) sobre un antiguo carmen árabe llamado Aynadamar (Fuente de las Lágrimas), en cumplimiento de un voto pronunciado en aquel lugar al conseguir salvar la vida tras una celada de los musulmanes.

Las obras se iniciaron en 1506, pero pasarían tres siglos antes de que se acabara. En él vivieron los monjes cartujos hasta que los expulsaran en 1835.

La entrada al Monasterio de la Cartuja es a través de una puerta renacentista que da acceso a un patio. Desde aquí unas escaleras permiten el paso a la puerta del convento. Luego se ven las distintas dependencias:

  • La iglesia: presenta la típica planta y decoración barroca del XVII. Echad un vistazo al altar mayor, todo policromado, y a los cuadros de Bocanegra y del «recuperado» Sánchez Cotán. Detrás del altar está el Sancta Santorum (1720) con un baldaquino en el centro, una auténtica obra barroca diseñada en mármol de Lanjarón, y una pintura en el techo de Antonio Palomino y José Risueño.
  • La sacristía: impresionante, con paredes blancas donde el estucado armoniza perfectamente con el color rojizo del mármol del altar mayor, presidido por San Bruno. Fijaos en las vetas que hace el mármol y buscad las figuras: el pez, el perro, la dama española.
  • El claustro: en un principio había dos, pero hoy sólo queda el claustrillo, es decir el más pequeño. Un auténtico remanso de paz con sus naranjos y plantas aromáticas.
  • Sala capitular: era el lugar de reunión de los cartujos, cuya orden les prohibía dirigirse la palabra, seguro que así evitaban las discusiones. Incluso, cuando a la hora de la comida a alguien le faltaba algo, no podía protestar. En cambio su vecino, si podía hacer una seña para que se atendiera al compañero. Lo más interesante son los cuadros de Vicente Carducho.
  • Capilla de Profundis: el lugar donde los frailes hacían penitencia y donde hay un altar pintado en la pared y un cuadro, ambos de Sánchez Cotán.
  • Refectorio: y llegamos al comedor de los frailes, decorado con unos cuadros más que tenebristas de Sánchez Cotán. Fijaos en el que representa a la Santa Cena, con las extrañas expresiones de los apóstoles, y en el de Los Mártires de Inglaterra. Según desde donde se mire el cuadro, en esa dirección parecen ir los caballos.

PLAZA NUEVA Y CARRERA DEL DARRO

A pesar de su nombre, la Plaza Nueva es la plaza más antigua de Granada y se halla entre el centro moderno y la Carrera del Darro.

Desde la Plaza Nueva de Granada se puede subir caminando a la Alhambra o sentarse en una de sus terrazas tras la visita al monumento. También aquí se inicia la subida al barrio del Albaycín, ya sea por la pintoresca Carrera del Darro o por las calles que llevan a la Calderería y a sus muchas teterías.

A su alrededor se elevan varios edificios de importancia, como la Real Chancillería (Tribunal Superior de Andalucía hoy)o la Casa de los Pisa, y muy cerca está la animada calle Elvira, desde la que se puede subir hacia el Albaycín.

Antiguamente la Plaza Nueva era uno de los más importantes centros de la ciudad y en ella se corrían toros, se jugaban cañas y se celebraban torneos.

Extendida sobre la bóveda que cubre el río Darro, se formó en la época cristiana. Antaño había en el lugar que ocupa el puente de al-Hattabin (Puente de los Leñadores) sobre el río Darro, para unir la plaza de San Gil con la actual de los Cuchilleros o Cuchillería.

En 1499 se ensanchó ese puente con un arco de ladrillo hecho por el moro Alí de Mediana, pero, no bastando al movimiento de estos lugares en agosto de 1506 se autorizó la formación de la plaza.

En un principio la Plaza Nueva de Granada sólo alcanzó hasta la cuesta de los Gomérez, ampliándose luego el proyecto, terminado en 1515 por el cantero Miguel Sánchez de Toledo y extendido después hasta la moderna plaza de Santa Ana.

La Plaza Nueva de Granada ha sido y sigue siendo un verdadero foro de la vida granadina.

EL REALEJO

El Realejo de Granada era la antigua judería de la ciudad musulmana y, según muchos historiadores, aquí está el origen del nombre de la ciudad de Granada.

El Realejo es un barrio muy poblado y que tiene en el entramado de sus calles un sabor propio y una vida vecinal muy activa.

Podemos bajar al Realejo de Granada desde la Alhambra, paseando por intrincadas callejuelas, entre Carmenes y casas encaladas, y por la puerta del sol, antiguo lavadero que aun se conserva como testigo del pasado.

El Campo del Príncipe es el lugar de reunión por excelencia, junto a la Iglesia de San Cecilio, construida sobre una antigua mezquita.

En el Realejo encontramos también un espacio lúdico que seguro gustará al visitante, se concentran aquí gran cantidad de bares y tabernas con muchas de las especialidades de «tapas» granadinas que se hacen más agradable de degustar en verano en las frescas terrazas a la sombra de los árboles.

El descenso por las calles del Realejo nos obsequiará con la visión de palacetes como La Casa de los Tiros del siglo XVI, con fachada de piedra y torreón rematado con almenas, el Palacio de los Condes de Gabia o la Iglesia de Santo Domingo fundada por Los Reyes Católicos en 1492.

Descendiendo hacia la calle San Matías podremos contemplar edificios tan interesantes como la Antigua Capitanía, el Convento de las Mercedarias, la Casa del Gran Capitán, y la Iglesia Imperial de San Matías, que le da el nombre a la calle y, al final, la Plaza Mariana.

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